Si Jesucristo caminó en el agua, el ciclista camina en el aire.


El ciclismo es una religión. El creyente pedalea con fervor y cuando puede le alza un altar a su bicicleta. El proceso que sucede en su cerebro es una sinapsis en la que se producen endorfinas: adrenalina, serotonina y dopamina, los neurotransmisores responsables de liberarnos del dolor, regular la alegría, la emoción, la tranquilidad y el sueño. Una reacción semejante sucede en el cerebro del creyente religioso cuando va a misa de ocho de la mañana. Cada quien sus métodos. Lo interesante es que el ciclismo también te puede conducir a estados de conciencia alterada y éxtasis místico. La bicicleta es un regalo divino. Si Jesucristo caminó en el agua, el ciclista camina en el aire, como los ángeles.
Via Zig-Zageando Lecturas Para Fumar. Blog altamente recomendado, escrito por Rogelio Garza, autor altamente recomendado.

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